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Diferencia entre lámina rolado en frío y lámina rolado en caliente


Las láminas de acero son materiales ampliamente utilizados en diversas industrias, desde la construcción hasta la fabricación de automóviles. Dos métodos comunes de producción de láminas de acero son el laminado en frío y el laminado en caliente. Estos procesos difieren en la temperatura a la que se llevan a cabo y en las propiedades resultantes del acero. En este artículo, exploraremos las diferencias clave entre las láminas de acero laminadas en frío y en caliente, y sus aplicaciones respectivas.




Lámina rolado en caliente:

El laminado en caliente es un proceso en el que el acero se calienta a altas temperaturas, generalmente entre1,000 y 1,300 grados Celsius, y luego se pasa a través de rodillos para dar forma y reducir su grosor. Algunas características distintivas de las láminas de acero laminadas en caliente son:


  • Estructura de grano grande: Debido a las altas temperaturas involucradas, el acero laminado en caliente tiene una estructura de grano grande, lo que le confiere mayor ductilidad y resistencia.

  • Superficie rugosa: Las láminas de acero laminadas en caliente tienen una superficie más rugosa debido a la oxidación y escala que se forma durante el proceso. Por lo tanto, a menudo se requiere un posterior proceso de decapado para obtener una superficie más lisa y uniforme.

  • Tolerancias menos estrictas: Debido a la mayor plasticidad del acero a altas temperaturas, el laminado en caliente tiene tolerancias menos estrictas en términos de dimensiones y formas.



Lámina rolado en frío:

El laminado en frío implica pasar el acero a temperaturas cercanas a la ambiente después de una primera laminación en caliente. A continuación, se vuelve a pasar por rodillos para obtener la forma y el espesor deseados. Algunas características de las láminas de acero laminadas en frío son:



  • Estructura de grano pequeño: El laminado en frío produce una estructura de grano más pequeña y compacta, lo que resulta en un acero con mayor dureza y resistencia.

  • Superficie más lisa: En el proceso de laminado en frío, se evita la oxidación y escala, lo que da lugar a láminas de acero con una superficie más lisa y adecuada para aplicaciones que requieren un acabado de calidad.

  • Tolerancias más estrictas: El laminado en frío permite lograr tolerancias más precisas en términos de dimensiones y formas, lo cual es especialmente importante en aplicaciones donde se requiere precisión.




Conclusiones:

En resumen, las láminas de acero laminadas en caliente son ideales cuando se necesitan propiedades de ductilidad y conformabilidad, mientras que las láminas laminadas en frío son preferibles cuando se requiere mayor dureza, precisión dimensional y una superficie más lisa. Ambos procesos tienen sus propias aplicaciones y ventajas según los requisitos específicos de uso; en Aceros Cardenal puedes encontrar diferentes medidas y calibres ideales para realizar tu proyecto.






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